Tus tragedias son tan aburridas que bien podrías haber sido un dramaturgo griego: Insípides.
Cuando tenía 9 años no amaba a los gatos. Amaba sólo a una gata. Negra hasta la perfección, deambulaba por la casa de fin de semana de mis viejos. No tenía, o no recuerdo, su nombre.
Una tarde de domingo jugaba con ella hasta que, de pronto, por primera vez, me mordió. No llegó a lastimarme, apenas marcó -por unos instantes- mi piel, pero su gesto me produjo un espanto tal que tardé unos veinticuatro años en volver a amar a una gata.
Negra, como ella. Tan perfectamente como ella que a veces me obliga a creer en el destino y las determinaciones cósmicas. A pensar que Soul es aquella gata.
Sólo que esta vez tiene nombre.
Me gustaría que el Dios
que detrás de Dios la trama empieza
lo mire a Borges y le diga:
"Acá está el que te mueve".
hoy escribiría un libro titulado
"Drogas y filosofías de la historia"

este sería el índice:

Marihuana: la historia como pura contingencia
Cocaína: la historia como obra del poder
Éxtasis: la historia como puro presente sucediendo
LSD: la historia como una composición de tiempos irreductibles a una conciencia.
Pastillas con vino: la historia sin sujeto de la historia