No se han tenido más noticias de él, pero yo me imagino sus territorios como lugares donde el tiempo ha estallado, espacios en movimiento entre Brixton y el Caribe donde, todavía hoy, alguien construye saberes y relaciones. Allí el placer tiene más sentido que la renuncia en función de un proyecto ajeno a la felicidad. Tal vez, únicamente el ritmo reggae de su Jamaica natal dicte el tiempo de la vida en ese intersticio en el cual se erigen los cimientos de la revolución.
Luther,
el bombardero negro,
Luther,
el bombardero negro,
uno de los nuestros.
(el texto original -en italiano- salió de algún sitio que ya no recuerdo)