- Quisiera saber por donde tenes pensado agarrar, dijo la mujer.
- Ahora doblo en Ford, y después agarro Edison hasta Santa Fe, dijo confiado, después de ese primer tuteo.
- ¿No te parece mejor ir por acá hasta Gutemberg?
- Para nada, es mas largo y hay un monton de semaforos.
La advertencia sonora del guiño marcaba el ritmo de la espera.
- No, no, vamos por acá.
La taxista enfatizaba.
- Está bien, vamos por acá.
El tipo no quería entrar en problemas, no quería tener que buscar otro taxi. Quitó el guiño y se entretuvo mirando un cartel publicitario gigantesco instalado en la terraza de un edificio. Era una mujer de pelo largo, castaño, con unos ojos verdes que, así ampliados, dejaban ver nítidamente cada filamento de la pupila, cada pequenisima vena. Las pestañas eran facilmente distinguibles una de otra.
Un bocinazo le advirtió que debia moverse.
Un último vistazo a la mujer: el límite del cartel coincidía con la punta de su nariz. Ni siquiera vio qué ofrecia.
2 comentarios:
hola gatito, besos enormes para ti.
tu brother
henry
jaaaa! te comentaron que pensabamos guionar este cuento,y nos pasaste la direccion del blog...al entrar me sonrio y me pregunto si te habran comentado que la tematica para el corto es el azar...cuidese...un beso.
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