Esto es efímero
Ahora efímero
Como corre el tiempo!
Tic... Tac efímero
Luces efímeras
(Pero te creo...)
Es casi hipnótico
(El tic no alcanza a tac)
Ni me moja el paladar
El ritmo efímero!
El grito efímero!
(Pero te creo...)
Un último secuestro no!
El de tu estado de ánimo, no!
Tu aliento vas a proteger
En este día y cada día.
Al reloj lo del reloj!
Y alrededor del reloj tu estado de ánimo!
Este tema de los Redondos. esta letra del Indio Solari que cierra Oktubre (1986) quizá contenga, sin disimularlos demasiado, dos o tres elementos que dan cuenta de un modo de pensar lo sucedido en las décadas anteriores en Argentina.
Ya nadie va a escuchar tu remera es una suerte de dispositivo de memoria, un balance de un poeta que fue parte de esa generación y, simultáneamente, el pronóstico sobre una tendencia. Combina, significativamente, una melodía más bien alegre con una letra profundamente triste, todo cual produce un contraste que me recuerda esos momentos maníacos en que el sin sentido conecta con la desesperación ya no produciendo aletargamiento y repliegue, sino un exceso casi festivo. Una fiesta desesperada.
El tiempo ha estallado por la vía de la aceleración contemporánea pero también porque el proceso militar instala una ruptura de raíz, que imposibilita seguir habitando las situaciones con los parámetros temporales anteriores. Es también la teleología inherente del pensamiento revolucionario moderno lo que estalla. Así, sin esa finalidad que organiza el tiempo, que permite vivirlo como duración (que tiende a su vez a la quietud), todo es efímero, todo pasa, a una velocidad hipnótica, somnífera, que no alcanza a dejar marcas, que “ni me moja el paladar”.
Pero al mismo tiempo, esa velocidad, cuyo único parámetro es el cronológico -el reloj y ya no algún tipo de experiencia que ordene en inmanencia lo temporal- lleva a una nueva posición, efímera seguramente, porque toda duración está perimida. Dicha posición precaria, o mejor transitoria, es consecuencia de la disolución de lo teleológico como garantía de persistencia de vínculos. Si aquella duración dirigida, suscitaba una confianza que daba consistencia a las relaciones con otros seres humanos, proveyendo a dichas relaciones de un fondo de seguridad -la cohesión desde el Ideal-, disuelto el fondo, ¿qué ocurre con dichas relaciones? Por un lado, suceden con la evidencia de lo transitorio, el ser-para-la-muerte se presenta en toda su potencia. Sólo algo se sustrae, ¿efímeramente?, a dicha sucesión, pudiendo establecer una continuidad entre luz efímera y luz efímera: “pero te creo”, afirma el Indio. Nunca terminé de darle un sentido a ese “pero te creo”, por momentos leo la posibilidad de que la confianza sea el único operador de desaceleración de la velocidad contemporánea; por momentos, en cambio, lo leo como una especie de consuelo, de asunción terapéutica de la credulidad, en sentido despectivo. Y además, ¿creer qué? O ¿en qué? Nada dice de eso la letra, y no parece que la falta objeto de creencia sea una carencia, parece más bien que es la disponibilidad misma, la disposición a creer, el acto de creer lo que sostiene y no el objeto. De allí, también, que sea difícil definirse entre la confianza y la credulidad. Y traspolando no sin violencia, tal vez no sea alocado pensar que entre ambas actitudes circuló una parte de la generación de los 80.
Si las primeras dos estrofas son pensamientos que refieren al yo, las otras dos refieren a un tercero. Si el Indio asume la velocidad, y el te creo como evidencias y estrategias que lo incumben, ya no las refiere, no las adjudica a otros. En cambio, y haciendo un uso sintomático del “tu” y no del ustedes, individualizando –porque de eso se trató también el terrorismo de estado, y en eso basó, también, su tremenda eficacia- signa los efectos a posteriori del Proceso de Reorganización Nacional: el último secuestro es, ya no de los cuerpos, sino de los ánimos. Esa desaparición, esa captura y permanencia del ánimo bajo los efectos de la lógica del secuestro son, sin dudas, elementos fundamentales del rasgo de la generación posdictadura (a la que ahora podríamos llamar, también, “la generación del ánimo secuestrado”). ¿Y qué significa, o mejor, qué efectos tiene ese secuestro del epílogo –y como epílogo? La subordinación a lo puramente vital, a proteger el aliento, a garantizarse la respiración “en este día y cada día”. Día por día, lejos ya del imaginario revolucionario moderno, como dijimos, teleológico, y su visión peyorativa de la cotidianeidad. Pero el aliento es también la materia prima de la verbalización: sobrevivir se confundirá con cuidar las palabras. Y el silencio aparece entonces como uno de los efectos del “último secuestro”. Mutismo y (o, es igual a) conservación. De allí que el tiempo quede ligado, anclado, a lo cronológico como parámetro, y que el reloj (nunca más preciso, biológico) se convierta en modo de vivir.
1986: apenas un año antes terminaban los juicios a las Juntas militares; todavía no existían las leyes de Punto Final y Obediencia debida; se hablaba de lo sucedido enfocando exclusivamente en los dispositivos represivos y en las figuras de víctimas y sobrevivientes. El Indio, a lo Indio, y desde el interior mismo de esa generación y sus experiencias, desprotegiendo su aliento, trazaba un mapa subjetivo de la vida posdictadura.
11 comentarios:
lindo ensayo, para masticarlo un rato
Ahora entendí: La Dictadura no solo nos ha desligado entre nosotros sino que también nos ha desligado los momentos: no existe prospección del futuro sino solo constatación de que estoy vivo ahora; no existe vida sino solo sobrevivir y, por lo tanto, el presente no es presente sino el instante en que constato que zafé una vez más de morir.
Mejor dicho, pues: La Dictadura nos ha desligado entre nosotros también desligándonos los momentos.
Clap, clap!
Pablo Hupert
www.pablohupert.com.ar
lahe: gracias!!, espero que compartas la digestión...
pablo:cuando se suspende ese temor, o esa microalegría del superviviente se contamina de dosmilunescas posibilidades, ¿qué rasgos tomara eso que llamás presente?
saludos!
me voy a aventurar en una ficción a partir de lo dicho, donde posiblemente puede resultar exitosa no solo la ficción sino su lectura. y arriesgando también no sobreescribir, no decir en lo no-dicho, allí donde lo que ya está escrito escribe. aventurar, arriesgar, bordeando el peso de las palabras para que no se hundan en habladuría. en fin: esta cuestión de respiración, bien puede pensarse, y ahora el concepto de ficción se pone en juego, como "el síntoma del punto final".
saludetes
jpg
girando posicionalmente en lo dicho anteriormente, tal vez, desafortunadamente incompleto, quiero decir, el Punto Final con mayúsculas, el de la represión y el ser-para-la-muerte.
sl2
jpg.
la vida en Punto final antes de la ley de Punto final...
muy bueno!
abrazos
Estoy de acuerdo en la funcion profetica de "Ya nadie va a escuchar tu remera", pero siempre pense que era con respecto a los 90´s y a la droga reinante x
esos años que fue y sera la cocaina. Y la manera de entablar relacion entre sujetos q estan corriendo una carrera hacia la nada, todo es efimero por que
el sueño termino. Hay que producir mas para consumir mas no hay tiempo ni para dormir ni para entablar vinculos con los demas... todo pasa tan rapido para llegar a ningun lado, el individualismo ha triunfado.
esta bueno lo que decís. quizá la función analítica no desentone aquí con la profética. si uno acepta que las drogas no producen efectos unívos, o de sentido unívo, sino que es preciso pensarlas siempre en relación al entorno y los modos subjetivos en los cuales existen, podría decirse que tu interpretación puede pensarse como la lectura sobre la cocaína de la generación de los 80 (y no de cualquier generación).
saludos!
fe de erratas para el post anterior:
donde dice "unívos", debe decir "unívocos".
yo leí por allí una buena explicación del tema, la comparto para que vean:
"Ya nadie va a escuchar tu remera" Patricio Rey
intro: habla de las bandas que surgen como una especie de moda y que de golpe a todo el mundo le gusta, pero hacen una musica vacia, puramente comercial. por eso el titulo. algo tan simbolico como la remera, significa el fanatismo que uno siente por una banda. el dejar de escuchar esa remera, termina con la mentira de esa banda.
Esto es efímero, ahora efímero
Como corre el tiempo!
*el que describe la situacion dice que la banda que esta sonando, es efimera, es una moda. ahora se me viene a la cabeza bandas como callejeros, cosas asi, que subieron rapido pero que tarde o temprano van a bajar. por eso el tipo dice "como corre el tiempo". o sea, la banda que era sensacion ya desaparecio
Tic tac efímero, luces efímeras
Pero te creo
*el tic tac lo veo como el ruido que hace la banda y las luces es todo lo que genera en la gente. es la banda sensacion del momento, pero es tan vacio su contenido... el tipo dice "pero te creo" porque termina comprando el producto, se lo meten a la fuerza
Es casi hipnótico
El tic no alcanza a tac
Ni me moja el paladar
*esta totalmente en contra de las modas, no le moja el paladar, no es lo que el tipo busca. pero lo esta casi hipnotizando. lo escucho tantas veces en la radio que se lo estan instalando sin que lo quiera
El ritmo efímero! El grito efímero!
Pero te creo
*lo mismo que las estrofas anteriores. un rocanrol artificial que atrapa la atencion de la gente
Un último secuestro no!
El de tu estado de ánimo, no!
*el secuestro del estado de animo es el de los pibes que siguen a la banda de mentira. la banda les hizo creer a sus seguidores que son lo mas grande del mundo, pero en realidad no lo son. el tipo sabe alejarse muy bien de las modas
Tu aliento vas a proteger
En este día y cada día.
*el "aliento" vendria a ser el negocio, la quintita de la banda. ya tiene a su publico recontra ganado, entonces no va a arriesgar cambiando de estilo o haciendolo mas verdadero porque sino se va al carajo y pierden popularidad. por ende, pierden guita y nadie va a escuchar a la remera
Al reloj lo del reloj!
Y alrededor del reloj, tu estado de ánimo!
*aca el tipo sentencia la muerte de la banda con la frase "al reloj lo del reloj" . el reloj es algo que hace un ruido monotono, entonces termina por aburrir y de cansar. cada tanto el reloj pega un grito que nos sorprende (la alarma que te despierta a las 6 de la matina). lo mismo pasa con las bandas de moda, que pegan un hit y se instalan en todos. la banda de moda es un reloj, entonces alrededor de ese reloj esta el estado de animo de los fans, las bandas juegan con eso y saben que si son siempre iguales, van a retener a los mismos seguidores de siempre, por mas vacia y chota que sea su musica
hola alete:
está muy bien esta interpretación en clave "industria del rock". pero hay un par de puntos que no me cierran mucho y que me parecen muy significativos.
por ejemplo, el indio habla de "último secuestro", por lo cual ha habido otros. es decir, arma una serie, que en esta lectura - la que subiste- no se tiene en cuenta y para mí es fundamental para pensar esta letra como epílogo de la dictadura.
el otro punto es "pero te creo". en la intepretación dice que "termina comprando el producto, se lo meten a la fuerza". para mí es contradictorio: o a la fuerza o te creo ...
el punto del secuestro del estado de ánimo: la interpretación esta plantea que el "tu" de "tu estado de ánimo" (el fan) sería otro que el tú de "tu aliento vas a proteger (la banda). para mí no, es sobre el mismo sujeto que se está hablando.
-una última cosa que me quedé pensando: en esos años en argentina diría que el rock no había sido aún tan espèctacularizado como ahora, existía todavía una cultura under muy potente (aunque es cierto que al año siguiente editan Vamos las bandas)
saludos!
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