carcajada profunda y negra (2º parte)



por Wu Ming 1

- Ah, claro, no lo había pensado...

Esto lo escuchó Gaetano mientras yo hacía tonteaba con unas tías. Estábamos todos en forma, un centenar de personas en el cruce entre via Valdonica y via dell’Inferno, de nueve de la noche a tres de la madrugada, como si se tratara de una happy hour hipertrófica. Era a principios de la primavera; de las colinas bajaba el olor de la madreselva, las feromonas provocaban una cierta excitación y a nadie le parecía extraño que intentara follar en semejantes circunstancias.

Gaetano había dicho: - Es increíble, cuando voy a tomar el aperitivo sólo veo caras largas en una atmósfera fúnebre, pero matan a alguien y se monta el acontecimiento social del año. Seguro que dentro de unos años diremos frases como: “Es un buenísimo amigo mío, lo conocí en el asesinato de Biasi”.

Si nos paramos a pensarlo, algunas de mis mejores salidas y de los aforismos más agudos de Sinnombre 5 nacieron en la escena del crimen de Biasi.

Estaba diciendo que la pista de las Brigadas Rojas no se la cree nadie, pero na-die.

A excepción del profesor Boncaga, el único dispuesto a dejarse entrevistar en cualquier medio de comunicación. [El escritor Lou Carelli, sabiamente, se había marchado, antes de que los periodistas lo acosaran, después de haber asomado brevemente la cabeza y de haber dicho unas pocas palabras]. De vez en cuando pasaba cerca de Boncaga, iluminado por los focos de la tele, y le oía pontificar:

- Es el trayecto histógico de las Bgigadas Gojas, golpeag a los negociadoges, a los mediadoges, paga exaspegag los confictos y getgoalimentag...

Sinnombre 5 había dicho: - Pero por qué Boncaga hace declaraciones en caliente? No para de decir gilipolleces.

No recuerdo quién nos respondió: - Por qué? Cambiaría algo si las hiciera en frío?

De cualquier modo, pensé, estas "nuevas" Brigadas Rojas se identificaban no por sus intenciones sino por sus resultados. Eran de cualquier modo y objetivamente un apéndice del régimen, lo quisiera éste o no.

Alguien dijo: - Las Brigadas Rojas o los carabineros, qué diferencia hay? Es probable que uno de cada dos miembros de las Brigadas sea un policía infiltrado.

- Por qué? el otro no?

Alguien describió un ambiente político-criminal osmótico, en el que las altas esferas ya no tenían ninguna necesidad de dar órdenes directas: una polifonía de alarmas y referencias por parte de los cenizos autorizados bastaban para “sugerir” los métodos y los objetivos. Un diario publicaba la carta abierta de un ex-presidente de la república, un presentador televisivo servía de caja de resonancia y por todas partes se empezaba a decir:

- Dentro de poco volverán los terroristas. Habéis entendido? Dentro de poco volverán los terroristas. Habéis entendido? - Alguno entendía y actuaba en consecuencia.

Recuerdo haber hablado mucho y haber dicho cosas más o menos inteligentes sobre la tensión entre la policía y los carabineros, sobre la información de los servicios secretos publicada en una conocida revista, sobre porqué actuar en Bolonia (usé la palabra “laboratorio”, pero no recuerdo a propósito de qué), sobre porqué en Italia la guerra civil no era “reptante” sino “trepadora”, etc.

Me acabo de acordar de algo, pero es mejor que lo diga luego.

continuará...

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